miércoles, 29 de abril de 2009

PARA ROSALIA

Canzón de cuna pra Rosalía Castro, morta

¡Érguete, miña amiga,
que xa cantan os galos do día!
¡Érguete, miña amada,
porque o vento muxe, coma unha vaca!

Os arados van e vén
dende Santiago a Belén.
Dende Belén a Santiago
un anxo ven en un barco.
Un barco de prata fina
que trai a door de Galicia.
Galicia deitada e queda
transida de tristes herbas.
Herbas que cobren teu leito
e a negra fonte dos teus cabelos.
Cabelos que van ao mar
onde as nubens teñen seu nidio pombal.

¡Érguete, miña amiga,
que xa cantan os galos do día!
¡Érguete, miña amada,
porque o vento muxe, coma unha vaca!

GARCIA LORCA

domingo, 26 de abril de 2009

DON MACHADO

La Saeta


¿Quién me presta una escalera,
para subir al madero,
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?

Saeta Popular

¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía
que echa flores
al jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!




Antonio Machado

jueves, 19 de febrero de 2009

A MI VIEJA

Y Abri los ojos...
¡Y su dulce mirada atrapó mi alma! Con la ternura de el sol acariciando la tierra.. El hilo invisible del amor me ató a su serY abrí los ojos...Y ella estaba a mi lado, Cuidando mi curiosidad de niño.. Guiando mis pasos.. con firmeza y convicción...Como cuida el pastor de su rebaño. Y abrí los ojos... Y La miré pintando un cuadro de colores... ¡Sobre un lienzo oscuro... roto y deshilado!¡Con el pincel prestado y la tinta de su sangre!Y abrí los ojos... Y seguía allí... inmutable, con su sonrisa tan dulce Con sus manos lastimadas, pero nunca sin fuerzaLimpiando de escollos cada paso adelante. Y abrí los ojos... Cuando mis hombros ya eran fuertes... me colocó con ternura una gran mochila... Tan pesada y tan grande, que doblaba mis rodillas!Y abrí los ojos.... Al sentir en mis hombros tanto peso.. Volteé a mirarla para preguntarle, la causa de tanta carga.. y ella con voz suave me dijo: ¡Son tus valores hijo mio! no vayas por el mundo... Si alguno haz perdido Y abrí los ojos...Y ella... ¡ella ya no estaba!Partió al lograr su cometido! Su misión había terminado... Y abrí los ojos.... Y le pido a Dios por su descanso.. por su vida eterna..Por su mirada tan dulce... ¡por su amor desmedido! ¡Por ser nadre.. antes de ser mujer !! Autor: Juan Manuel Serrano

RECORDANDO A MI MADRE

Para alguien que me dió la vida ...Un trozo de su corazón y ... ¿Por qué no?¡algunas de sus lágrimas! ..Mi Madre...
S in Miedo a lo incierto,O a la mañana sin luz,C on la mirada tranquila...O ro puro.... su corazón!,R enunciando a si misma, porR egalarse a sus hijos,O da a la vida... Una canción de amor!
A t i madre querida...N unca podre olvidarte!G loria para ti, toda la vida..U n pensamiento quiero obsequiarte!L o hago con todo mi amor.....O rando a Dios por tu eterna luz!
Autor: Juan Manuel Serrano Febrero, 2007 Copyright ©

domingo, 23 de noviembre de 2008

CARLOS PENELAS: POETA ARGENTINO-GALEGO

Los trasterrados
A Pedro Penelas y Tomas Abad, mis abuelos

No preguntaron nada.Vinieron en los barcos del hambre y la tristeza,traían calderos, baules, rezos.Viajaron desde el bosque sobre el mar de la noche.Campesinos absortos, insurrectos.Eran hijos de viejos labradores,de fraguas y neblinas,de encinas que engendraron los dioses del destierro.Cantaban en secreto un idioma de lluvias.Venían con los ojos desplomados del alba,con los oleos antiguos de los templos,con las voces desnudas.Sin capa, sin espada, sin gloria.Llevaban la ceniza en pobres escudillas,el luto por herencia, el olor de los huertos.Y lunas que bordaron mujeres encorvadaso señales intactas en perdidas aldeas.Traían chaquetones, mantillas, linos, panas.Recordaban las piedras de montes con olivos,la brisa de los aparecidos,el hechizo de las llamas en la piedad del lecho.La cripta, el olor del mirto, la madera.No preguntaron nada.Abrian las ventanas, lavaban las cocinas,renovaban coraje en sus fotografias.No sabian escribir ni leer ni mentir.Eran de un linaje misterioso, de un perfil delicado.Ofrendaban soledad, inocencia, belleza.No conocian museos ni heroes.No sabian de libros, de patrias, de banderas.Protegian sus santos con ajos y albahaca.Se ocupaban de las cosas comunes:del trabajo, del pan, de los hijos.No expresaron fatiga ni dolor. Morian en silencio.Llevaban en la sangreel honor, la palabra, la brisca.Bebian vino tinto. No reclamaron nada.Caminaban el tiempo de otro tiempo.Supieron comprobar lo efímero en miradas sagradas.Fueron los reyes de mi infancia.Sin marmoles ni bronces ni castillos.Hoy evoco sus nombres, sus memorias, sus suenos.No preguntaron nada. No pregunto nada. Camino.Buenos Aires, enero de 1995.De "El mirador de Espenuca" (Buenos Aires, 1995, Torres Aguero Editor)

UN CANTAR DE ROSALIA DE CASTRO

- 15 –
Adiós, ríos; adios, fontes;
adios, regatos pequenos;
adios, vista dos meus ollos:
non sei cando nos veremos.
Miña terra, miña terra,
terra donde me eu criei,
hortiña que quero tanto,
figueiriñas que prantei,
prados, ríos, arboredas,
pinares que move o vento,
paxariños piadores,
casiña do meu contento,
muíño dos castañares,
noites craras de luar,
campaniñas trimbadoras,
da igrexiña do lugar,
amoriñas das silveiras
que eu lle daba ó meu amor,
camiñiños antre o millo,
¡adios, para sempre adios!
¡Adios groria! ¡Adios contento!
¡Deixo a casa onde nacín,
deixo a aldea que conozo
por un mundo que non vin!
Deixo amigos por estraños,
deixo a veiga polo mar,
deixo, en fin, canto ben quero...
¡Quen pudera non deixar!...
.........................................

- 15 –
Adiós, ríos; adiós, fuentes.
adiós, riachos pequeños;
adiós, vista de mis ojos;
no sé cuando nos veremos.
Mi tierra, mi tierra,
tierra donde yo me crié,
huertita que quiero tanto,
higueritas que planté,
prados, ríos, arboledas,
pinares que mueve el viento,
pajaritos piadores,
casita de mi contento,
molino de los castañares,
noches claras de luz de luna,
campanitas timbradoras,
de la iglesita del lugar,
moritas de los zarzales
que yo le daba a mi amor,
caminitos entre el maíz,
¡adiós, para siempre adiós!
¡Adiós gloria! ¡Adiós contento!
¡Dejo la casa donde nací,
dejo la aldea que conozco
por un mundo que no ví!
¡Dejo amigos por extraños,
dejo la vega por el mar,
dejo, en fin, cuanto quiero bien…
¡Quien pudiera no dejarlo!…
…………………………….

Mais son probe e, ¡mal pecado!,
a miña terra n'é miña,
que hastra lle dan de prestado
a beira por que camiña
ó que naceu desdichado.
Téñovos, pois, que deixar,
hortiña que tanto amei,
fogueiriña do meu lar,
arboriños que prantei,
fontiña do cabañar.
Adios, adios, que me vou,
herbiñas do camposanto,
donde meu pai se enterrou,
herbiñas que biquei tanto,
terriña que nos criou.
Adios Virxe da Asunción,
branca como un serafín;
lévovos no corazón:
Pedídelle a Dios por min,
miña Virxe da Asunción.
Xa se oien lonxe, moi lonxe,
as campanas do Pomar;
para min, ¡ai!, coitadiño,
nunca máis han de tocar.
Xa se oien lonxe, máis lonxe
Cada balada é un dolor;
voume soio, sin arrimo...
¡Miña terra, ¡adios!, ¡adios!
¡Adios tamén, queridiña!...
¡Adios por sempre quizais!...
Dígoche este adios chorando
desde a beiriña do mar.
Non me olvides, queridiña,
si morro de soidás...
tantas légoas mar adentro...
¡Miña casiña!,¡meu lar!

Pero soy pobre y, ¡mal pecado!
mi tierra no es mía,
que hasta le dan de prestado
la orilla por que camina
al que nació desdichado.
Os tengo, pues, que dejar,
huertita que tanto amé,
hoguerita de mi lar,
arbolitos que planté,
fuentecita del cabañar.
Adiós, adiós, que me voy,
hierbecitas del camposanto,
donde mi padre se enterró,
hierbecitas que besé tanto,
tierrecita que nos crió.
Adiós Virgen de la Asunción,
blanca como un serafín,
os llevo en el corazón:
Pedidle a Dios por mí,
mi Virgen de la Asunción.
Ya se oyen lejos, muy lejos,
las campañas del Pomar,
para mi, ¡ay! desventurado,,
nunca más han de tocar.
Ya se oyen lejos, más lejos
Cada campanada es un dolor;
Me voy solo, sin amparo…
¡Mi tierra, ¡adiós! ¡adiós!
¡Adiós también, queridita!…
¡Adiós por siempre quizás!…
Te digo este adiós llorando
desde la orillita del mar.
No me olvides, queridita,
si muero de soledad…
tantas leguas mar adentro…
¡Mi casita! ¡mi hogar!

ALGO DE ROSALIA DE CASTRO

Rosalía de Castro
Rosalía de Castro (1837-1885), poeta española cuya obra, escrita en lengua gallega, a la que revitalizó, y en castellano, supuso junto con la de Bécquer, el inicio de la poesía española moderna. Todavía es ampliamente leída y sigue mereciendo constante atención crítica.
Nació en Santiago de Compostela, hija de una mujer soltera de buena familia y de un seminarista. Su nodriza le enseñó la lengua gallega y le hizo conocer la poesía popular en esa lengua. En Madrid, ciudad donde se trasladó por razones familiares en 1856, conoce a Manuel Murguía, con el que se casó dos años más tarde y quien la puso en contacto con Bécquer y su círculo. En 1857 publicó su primer libro poético, La Flor, al que siguieron Cantares gallegos, de 1863, y Follas Novas, de 1880, ambos en gallego. Su obra principal, En las orillas del Sar, se publicó en castellano en 1884. Tuvo seis hijos, pero su matrimonio no parece que fuera feliz. Su salud fue delicada y su temperamento claramente depresivo. Desde 1874 vivió en Galicia, y murió en 1885 en Padrón, La Coruña.
Con Cantares gallegos se situó como precursora, junto a Curros Enríquez y Pondal, del Rexurdimento cultural de Galicia. El libro tiene reminiscencias de la antigua lírica galaico-portuguesa, de origen provenzal, especialmente de la popular, con notables innovaciones métricas, y protesta contra el centralismo castellano y la vida miserable del campesino gallego que le obliga a emigrar. Por su parte, en Follas Novas, ve el mundo como adversidad, y la existencia humana como dolor, con toques intimistas. Algunos críticos lo consideran el mejor de toda la poesía gallega.
En las orillas del Sar cambió de idioma, quizá porque Rosalía creyó agotadas las posibilidades literarias del gallego. Sus poemas, desprovistos de cualquier esperanza, suponen un punto de partida de la lírica moderna. Rompen con las formas métricas de su tiempo y presentan unas imágenes religiosas inquietantes y muy poco tradicionales. Galicia sólo aparece episódicamente, aunque ciertas metáforas evocan realidades de su país que es preciso defender. La emoción personal ante la felicidad que nunca se consigue resume la tremenda inutilidad que implica la aspiración a la belleza sobrenatural. Algunos de sus símbolos inspirarán a Antonio Machado. Por su parte, Juan Ramón Jiménez la sitúa entre los predecesores de la revolución poética iniciada por Rubén Darío. La crítica actual subraya su feminismo pionero.
Rosalía de Castro también fue autora de las novelas La hija del mar (1859), de carácter folletinesco; Flavio (1861), una novela sobre la imposibilidad del amor, y la costumbrista Ruinas (1866). Además publicó las tituladas El caballero de las botas azules, en 1867, y El primer loco, en 1881. La crítica las sitúa muy por debajo de su poesía, aunque destaca los elementos fantasiosos y poco usuales en la narrativa de su época.